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Hablemos del Suicidio Infantil

Actualizado: 5 oct 2023

El suicidio, mayormente, surge a partir de los trastornos mentales más frecuentes que vemos hoy en día: Depresión y ansiedad extrema que afecta en gran parte a adolescentes y también es una realidad en la población infantil.


La correlación entre el suicidio, la depresión y la ansiedad en la población infanto-juvenil, es una situación común y la vez muy peligrosa, pues sus síntomas tienden a ser silenciosos y pasar desapercibidos. Nuestros niños y niñas pueden estar sufriendo por diversas situaciones que resultan en soledad, tristeza, preocupaciones, rumiación constante y desde fuera se percibe escondiéndose detrás del uso frecuente de las pantallas o en el supuesto de que “quiere estar solo” o “eso es la edad”.


En la actualidad podemos detectar detonantes y factores de riesgo que pueden conducir a los niños y adolescentes a padecer condiciones que afectan su salud mental como: la falta de tolerancia a la frustración, la poca apertura y confianza que se desarrolla en las relaciones familiares, la exposición y acceso a todo tipo de información sin filtro, incluso ficticia que consumen por diversos medios, violencia física o psicológica y el bullying, que muchas veces también pasa desapercibido.

La realidad de hoy día es ver con frecuencia dentro de los hogares padres que se conforman con respuestas monosílabas a las preguntas del día a día olvidando crear espacios integrales de convivencia donde se emplee una escucha activa, empática dando lugar a conocer un poco más allá de lo que pasa por su mente.

Te comparto algunas señales de alerta:

  • Retraimiento

  • Desinterés por cosas que antes les interesaban

  • Desmotivación

  • Indicios de autoconcepto negativo o baja autoestima

  • Pequeñas demostraciones de auto lesiones o autodestrucción

  • Comentarios de querer acabar con su vida o similares por más inofensivos que suenen

Es importante saber que si la idea de hacerse daño fue manifestada debe de tomarse como una señal de alerta y actuar al respecto. Ante cualquiera de estos síntomas u otros que representen un cambio drástico en el desenvolvimiento y ánimo de nuestro hijo o ser querido, inmediatamente se debe buscar ayuda de algún profesional de salud mental.


¿Qué podemos hacer como padres para disminuir el impacto de ciertos factores de riesgo?


1. Establecer Rutinas, limites y consecuencias de forma respetuosa

Es NECESARIO que como padres entendamos la importancia que supone brindar estructuras y que para esto se requiere establecer tiempos y momentos determinados para el uso de la tecnología, así como para las demás actividades diarias y/o de ocio.


2. Limitar el uso de electrónicos

Atender la edad mínima para el uso de pantallas y limitarlo en su totalidad hasta antes de los 2 años. La estimulación que proviene de los sonidos e imágenes digitales evita el desarrollo de ciertas áreas del cerebro como aquellas que se encargan de nuestra toma de decisión y pensamiento crítico. Asimismo, en edades posteriores debemos evitar el exceso de su uso ya que puede repercutir negativamente en diversas áreas de su desarrollo incluyendo las relaciones personales y habilidades socio-afectivas.


3. Fomentar la tolerancia a la frustración


Hoy en día utilizando elementos como el uso de dispositivos electrónicos, juegos, o cualquier medio de entretenimiento postergamos la corrección por medio de distractores. Los aplicamos como calmantes ante rabietas o tiempos ociosos donde los niños se encuentran “aburridos”, impidiendo el desarrollo de la tolerancia a la frustración. A cualquier edad todo ser humano necesita postergar la recompensa para poder desarrollar su tolerancia y asegurar qué nuestros hijos tengan la capacidad de afrontar situaciones desagradables y esperar.


4. Evitar la violencia en cualquiera de sus formas

La violencia ya sea psicológica y/o verbal afecta el desarrollo de la autoestima y autoconcepto.


Solucionar cualquier problema, situación o dificultad de nuestros niños como estrategia de regulación limita su independencia.


Es importante permitirles participar y crear mecanismos y soluciones ante las problemáticas, así como valorar sus esfuerzos, recordarle siempre lo valioso que es y no utilizar etiquetarlos ante sus dificultades o conductas disruptivas.


5. Ser una figura de seguridad y contención

Como padre es importante representar esa figura de apego seguro y de apoyo. Esto permite que en el momento que se presenten situaciones de soledad, incomprensión, o ante cualquier adversidad, los niños y/o adolescentes puedan expresarse libremente.


6. Fomenta la Crianza Positiva

Construir un ambiente de confianza dentro del hogar. Esto no implica ser permisivos sino más bien que se provean consecuencias y se establezcan límites, pero desde el amor y el respeto, mostrando que sus figuras de cuidado son su lugar seguro, aún en la disciplina.


Finalmente, destacar que desde casa debemos estar en modo alerta ante cualquier señal que pueda indicar alguna inestabilidad en la salud mental, depresión o ansiedad severa en nuestros niños y/o adolescentes o cualquier miembro de nuestra familia de forma que podamos prevenir cualquier comportamiento suicida.


Recuerda que desde BALANCE ROOM estamos para apoyarte y acompañarte en este o cualquier otro proceso.


Lic. Francina Guerrero

Terapeuta Infanto-Juvenil.



 
 
 

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